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1996

volverPREGÓN DE LAS FIESTAS DE   “SAN BARTOLOMÉ » 1996

    Por BLAS MARTÍNEZ GONZÁLEZ

Buenas noches, amigos todos:

En mis múltiples correrías por el mundo del espectáculo y de los escenarios que he pisado, me había sentido tan halagado como en esta ocasión en que gentilmente los organizadores d1996-blas martineze estas fiestas me han invitado a realizarles el pregón de las Fiestas Patronales de San Bartolomé 96.

Además de ser la primera vez que me ocurre. Porque, sí es cierto que de un cantante de ópera, es de quien menos se acuerdan para estos menesteres. Pero así lo han querido ellos por lo que les estaré eternamente agradecido.

Mi idea sobre Canarias está muy lejos de parecerse a la de cualquier otro ciudadano de estas islas. Esto es así porque vivir fuera de la tierra madre genera en uno ciertos cambios de animosidad y en sus sentimientos más íntimos hacia el terruño. Y como está muy de actualidad, quiero expresar de todo corazón, que para mí Canarias es un todo, única e indivisible, con autonomía o sin ella, con ZEC o sin ZEC, con equipos de fútbol o sin ellos; pero sí con muchos equipos de lucha canaria que es lo nuestro. Así se siente a Canarias desde fuera, en el extranjero donde he pasado 37 años de mi vida.

Ustedes perdonen el haber iniciado este pregón evocando un sentimiento de unidad para Canarias, sentimiento éste que resume todo mi cuerpo. Porque lo que sí es cierto  es que estos 871 Km2 de superficie que comprende Lanzarote, no puede quedar dormida y mucho menos indolente e indiferente a las inmensas posibilidades de desarrollo, de expansión y bienestar que las dos capitales se disputan sin tan siquiera acordarse que hay cinco islas más, con los mismos derechos de participación. Y que dentro de ese contexto se encuentra Lanzarote. Y en Lanzarote, San Bartolomé con sus 40,9 km2.

El San Bartolomé que yo en mis años mozos pateé, bailé y creí por un tiempo que el universo todo para mí se reducía a San Bartolomé. Yo viví el San Bartolomé de abuelita Francisca y de abuelita Balbina, como cariñosamente les decíamos en la familia. El San Bartolomé de Juan Brito y su cantina junto a la Sociedad, de Blas “El Herrero” y Damián “El Zapatero”, de quienes aún conservo en mi recuerdo el recio cantar de las seguidillas; o aquellos bailadores como Domingo Corujo y Manuel “El de la carretera”, de Don José María Gil, de Don Víctor y Don Ramón, pilares de bondad y fe cristiana, quienes en sus homilías no cesaban de trasmitir la importancia de los principios básicos y elementales en toda familia cristiana.

Mi abuela Felipa, que nació en la Mozaga de San Bartolomé. Por estas cosas de antes, del celo con que las familias conejeras esperaban el nacimiento de un nuevo vástago, les hacían que caminaran el largo trecho desde Haría, para dar a luz en Mozaza. Y fue así que en este Municipio nacieron los nueve hijos que parió mi abuela Felipa Cruz González.

Estoy seguro, y mis vivencias en otros parajes así lo corroboran, que en pocos o ningún otro lugar  del planeta se derrama tanto sudor para sacar el fruto a la tierra como en éstas de San Bartolomé. La Perseverancia de estas gentes los hacen merecedores del respeto y la consideración de propios y extraños.

San Bartolomé fue siempre la cuna y bandera del Folklore en Lanzarote. Sus grupos Ajei, Los Guanches y hoy Guadarfía, han sido fiel representación del más puro folklore canario.

Confieso que no me es fácil hacer una semblanza  generalizada de San Bartolomé y su historia. Lo mío fueron vivencias. Hasta mis 18 años asistí religiosamente a la Sociedad El Porvenir. Allí encontré el sabor a pueblo. De aquellas fiestas de La Luz y San Bartolomé, bajábamos  caminando de madrugada los chicos de Arrecife. Animados con el sabor exquisito y el enorme gozo de haber sido partícipes de fiestas tan entrañables.

Deseo fervorosamente que en este año 96 en que celebramos con  regocijo los 200 años de la creación de la Iglesia de San Bartolomé, estas fiestas patronales nos sirven para la reflexión, para la unidad de la familia conejera, para aunar fuerzas que compartan al intruso y desaprensivo que sólo trae el mal y el vicio a nuestro hogares. Ayudemos todos a conservar esa imagen de gente respetuosa y digna que conoce sus deberes pero también quiere que se le respeten sus derechos a vivir con dignidad.

 

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